Cómo hacer frente a un vecino con síndrome de Diógenes

Las consecuencias son malos olores, suciedad, aparición de plagas y abandono de las obligaciones vecinales.

 

Alrededor de un 3% de la población española mayor de 65 años padece el síndrome de Diógenes. Una problemática que desde el Colegio Profesional de Fincas de Madrid (CAFMadrid) calculan que afecta a 246.379 personas. Teniendo en cuenta, además, que el 65,5% de los españoles viven en bloques de viviendas, como se desprende de las estadísticas de Eurostat, los administradores de viviendas madrileños advierten de que la posibilidad de tener a una persona que padece este síndrome es mucho más cercana de lo que a priori se puede creer.
 
  1. Rasgos de la patología

El síndrome de Diógenes se caracteriza por presentar una conducta de aislamiento en la comunicación, con ruptura de las relaciones sociales. Sin embargo, su rasgo más llamativo y fundamental, explica Manuel Oliva, psicólogo clínico de Activa Psicología y Formación, es la “negligencia” que comente en relación con sus “necesidades de higiene, alimentación o salud, además de rechazar las ayudas que se le ofrecen y negar la situación patológica”.

En relación a los síntomas que presentan estas personas, Oliva subraya que el principal es el aislamiento social, ya que se trata de una circunstancia que “puede llevar a la persona a recluirse en el propio hogar, con un abandono complejo de la limpieza del mismo y de la higiene personal”. A su vez, este psicólogo observa que el síndrome de Diógenes suele presentar “un comportamiento huraño”, además de la acumulación de grandes cantidades de basura y objetos inservibles “con la idea errónea de que en un futuro le podrían ser de utilidad”. “Se observa un gran apego a las posesiones siendo, en muchas ocasiones, incapaces de distinguir las cosas que tienen valor de las que no lo tienen”, agrega.

 

  1. Perfil y diagnóstico

Desde Activa Psicología y Formación sostienen que el síndrome de Diógenes guarda relación “con la situación de soledad y no tanto con el estatus socioeconómico”, ya que son el sentimiento de inseguridad y el miedo, los que “pueden llevar a la persona a la conducta de acumulación”. Sin embargo, estos profesionales matizan que existe un perfil claro de las personas que padecen este problema. Así, destacan que se produce de forma específica en ancianos con dificultades de adaptación social y rechazo a las relaciones humanas. Una situación de soledad, agregan, que “puede ser buscada o provocada por circunstancias externas” ya sean estas acontecimientos de estrés relacionados con un momento biográfico como “dificultades económicas, muerte de familiares, rechazo familiar y marginación social”.

Del mismo modo, aclaran que tales personas “no son agresivas ni peligrosas por el hecho de presentar esta patología”. En este sentido, aclaran que para diagnosticarla existen varios rasgos de conducta característicos, además del aislamiento comunicacional y relacional y la negligencia de cuidados sanitarios y de la higiene propia y del hogar. Entre ellos destacan su reclusión domiciliaria voluntaria, rechazo a las posibilidades de comunicación y acumulación de dinero en casa en cantidades elevadas “asociado a la creencia de pobreza extrema y no utilización para las necesidades básicas”.

 

  1. Problemática vecinal

El alto índice que el síndrome de Diógenes en España ha supuesto, para muchas comunidades de vecinos, un problema. En esta línea, Inmaculada Cuesta y Erika García, trabajadoras sociales y asesoras de CAFMadrid, aseguran que el síndrome de Diógenes “es una preocupación reiterada cuando recibimos consultas sociales”. Ello se debe, agregan, a que tal comportamiento por parte de las personas afectadas “hace difícil la convivencia”, debido a los malos olores y a la suciedad, a la aparición de plagas y al abandono de las obligaciones vecinales. Al mismo tiempo, tanto Cuesta como García explican que no son pocas las opiniones que les hacen llegar de los propietarios de viviendas preocupados “con respecto a la situación en que se encuentra la persona que lo padece”.

En relación a esto, desde CAFMadrid subrayan la importancia que presentan los administradores de fincas en este proceso, pues se configuran “como un observador privilegiado de la vida y la convivencia dentro de la comunidad de vecinos” así como “uno de los primeros que puede detectar que una persona esté aquejada por síndrome de Diógenes”. “Este lugar que ocupa puede servir, además de para denunciar, para tratar de ser un facilitador de ayuda”, recalcan ambas expertas.

 

  1. Procedimiento

Una vez que se ha detectado la existencia en la comunidad de un vecino con síndrome de Diógenes, son varios los pasos que se han de dar para solucionar este problema. En primer lugar, Oliva recomienda tratar de convencer a la persona “para que reciba ayuda”. De mostrarse el afectado en desacuerdo, Cuesta y García explican que “debe realzarse un escrito relatando los hechos y la situación en que se encuentra la vivienda” así como “lo que se está observando desde la comunidad de propietarios”. Dicho escrito debe ser presentado en el registro general del ayuntamiento donde se sitúe la vivienda afectada, dirigido a la Concejalía de Sanidad, solicitando en él “que se gire visita de inspección al inmueble”.

En paralelo a este informe, desde CAFMadrid recomiendan notificar la problemática “a la figura responsable del centro de Servicios Sociales de la zona”. Una comunicación cuyo objetivo es que se valore “una intervención social y sanitaria de la persona” entendiendo con él “que pudiera haber una problemática que requeriría de una atención especializada y de ayuda”. Posteriormente, Oliva afirma que es preciso realizar “un seguimiento de los asistentes sociales, para que puedan atender las necesidades higiénicas, sanitarias y sociales” del afectado y el estado de la vivienda. “Además, deben implementarse medidas preventivas, desde la asistencia a domicilio, con el objetivo de prevenir ese estilo de vida”, aclara.

 

  1. Subsanación

El paso siguiente es el procedimiento de subsanación de las condiciones higiénicas del inmueble y de la comunidad, pues ambos espacios pueden verse afectados por plagas u otros problemas susceptibles de dañar la salud de los habitantes de la finca. En este sentido, Juan Francisco Arribas, del departamento de marketing de Geindepo, empresa de limpieza especializada en estos trabajos, explica que “en la mayoría de casos se tiene que actuar en la vivienda” y, si se ha causado algún contagio entre los vecinos “se tiene que actuar también en esas viviendas”, aunque el tratamiento en ambos casos difiere.

Al respecto, hace hincapié en que ante un caso en el que se haya de vaciar por completo la vivienda son cuatro los puntos que de deben llevar a cabo. Antes de proceder, se tiene que optar por la higienización del inmueble “mediante un tratamiento con ozono” y por la desinsectación y desratación del espacio. Posteriormente, y con el inmueble vacío, desde Geindepo aseguran que se tiene que limpiar la vivienda en profundidad y llevar a cabo “un tratamiento de choque con ozono para su desodorización”. Ante las dudas de los vecinos, según esta empresa es, en el 99% de los casos, el propietario de la vivienda el que se hace cargo de los costes. “Es a él a quien corresponde, puesto que la vivienda es suya”, matizan.

Fuente: pisos.com

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